Durante su vida O’Keeffe volvió una y otra vez a la representación y descripción de árboles en pinturas, esbozos, acuarelas e incluso en sus cartas. Captó árboles en dibujos y pinturas de sus viajes alrededor del mundo y de lugares que hizo su hogar.

Arraigada en el lugar ofrece una colección de sus estudios de árboles, desde el piñón y los álamos cerca de sus casas en Nuevo México, hasta los arces en el lago George y las palmeras en el Caribe.

Además, nos hemos asociado con el Jardín Botánico de Santa Fe para incluir información adicional sobre la naturaleza botánica de un tema que fascinó a O’Keeffe repetidamente.

Álamo del río Grande

Populus deltoides, subespecie wislizenii

A large, softly painted cottonwood tree fills the canvas. Its thick trunk divides into several sinuous branches as the tree rises above the ground. The impression of leaves has been created by soft patches of white, gray, and green paint along the branches.
eorgia O’Keeffe. Cottonwoods Near Abiquiu, 1930. Oil on canvas, 22 x 26 inches. Georgia O’Keeffe Museum. Gift of The Georgia O’Keeffe Foundation. © Georgia O’Keeffe Museum. [2006.5.227]

  • El álamo del río Grande, nombre botánico Populus deltoides, subespecie wislizenii, es un ícono inmediatamente reconocible de los ríos y arroyos de Nuevo México. Es una especie clave en el ecosistema ribereño del suroccidente. Una especie clave es aquella que ayuda a definir y apoyar un ecosistema entero, sin el cual ese ecosistema puede cambiar drásticamente o dejar de existir.

    El álamo del río Grande es el árbol nativo más grande en el bosque — bosque en el uso local se refiere a las zonas boscosas ribereñas a lo largo del río Grande y otros ríos. Una de las especies más grandes en Nuevo México, el álamo del río Grande llega a una altura de hasta 50-60 pies (15-18 metros), a veces 90 pies (27 metros). Es de crecimiento rápido, pero no vive mucho tiempo, típicamente unos 100 años. Depende de un suministro de agua constante, pero puede resistir períodos de sequía.

    Este árbol está lleno de vida de todas clases. Sus altas, dispersas ramas ofrecen albergue y sombra a seres desde los humanos hasta los colibríes y las abejas. Árboles más pequeños y otras especies de plantas crecen bajo su sombra, protegidas del sol y el viento por el amplio dosel arbóreo. Sus raíces ayudan a mantener en su lugar las riberas y los suelos arenosos de los ríos.

    Los álamos son dioicos, lo que significa que las flores masculinas y femeninas se producen en distintos árboles. Los árboles femeninos producen largos amentos de semillas que maduran y se abren al final de la primavera; están envueltas como en un algodón blanco, de donde viene el nombre común del árbol en inglés (cottonwood) que ayuda a las semillas a flotar en el aire y desplazarse a nuevos lugares.

    La gente tiene una larga conexión con esta imponente belleza; de hecho, el nombre botánico Populus (latín que significa “la gente”) se le dio al género que incluye los álamos porque las hojas al moverse por el viento suenan como el agradable murmullo de un gentío.

    El álamo tiene muchos usos etnobotánicos que incluyen el forraje, combustible y medicina. La ligera y suave madera es fácil de trabajar y se usa para combustible, construcción y tallado. Los troncos se han usado por mucho tiempo para hacer tambores grandes. Los álamos se encuentran en la familia Salicaceae y sus capullos contienen salicina, una sustancia que se usa similarmente a la aspirina.

    El álamo del río Grande es uno de los últimos árboles que le dan colorido al otoño en Nuevo México. Frecuentemente producen un espectacular despliegue de hojas doradas en octubre, las cuales al caerse crean una capa de abono orgánico que protege plantas y animales durante los fríos inviernos de las montañas.

Piñón

Pinus edulis

Georgia O’Keeffe. Dead Piñon Tree, 1943. Oil on canvas, 40 x 30 inches. Georgia O’Keeffe Museum. Gift of The Georgia O’Keeffe Foundation. © Georgia O’Keeffe Museum. [2006.5.180]

  • El nombre botánico del piñón significa “pino comestible”, lo cual da una idea de su importancia en la vida del oeste estadounidense. Este pino produce semillas (“piñones”) de alto contenido graso, que pueden ser la fuente de alimento vegetal más nutritiva del suroeste. Por mucho tiempo estas semillas han formado parte importante de la dieta de un sinnúmero de humanos, aves, mamíferos y otras formas de vida.

    El piñón es una especie clave en sus bosques nativos al proveer sombra, albergue, protección, control de erosión y muchos otros servicios al ecosistema, junto con sus densamente nutritivas semillas.

    Los piñones pueden vivir varios siglos, hasta 1.000 años. Los piñones maduros son especialmente valiosos en el bosque. Los árboles empiezan a producir conos como a los 25 años, con la máxima producción de semillas entre los 50 y 200 años. Los conos toman de dos a tres años para madurar y los árboles típicamente dan pocos conos o ninguno en años de sequía.

    La madera, corteza, agujas y semillas han sido usadas para la fabricación de palos de excavación, ejes de flechas, herramientas de tejeduría, materiales de construcción de casas, alimentos, medicina y combustible para calentar, cocinar y cocción de cerámica por lo menos durante 10.000 años. Siguen a recolectarse y utilizarse hasta hoy en día.

    El piñón puede crecer hasta 10-30 (3-9 metros) pies de altura. Tiene una apariencia redonda y frondosa y a menudo múltiples troncos y ramas gruesas horizontales. Tolera la seguía gracias a un extenso sistema de raíces que se puede extender profundamente en el suelo y más del doble del dosel arbóreo, aunque la mayor parte de las raíces están dentro de las 16’’ (40 cm) de profundidad. Las raíces se asocian con los hongos microrrízicos que pueden ayudar al árbol a obtener agua y nutrientes de áreas mayores. Los árboles que han soportado sequías y otros problemas pueden perder ramas grandes o incluso troncos y bloquean las partes dañadas para que el resto del árbol pueda vivir, lo cual resulta en formas esculturales y retorcidas.

    Prolongada sequía, como la que hemos experimentado en el suroeste estadounidense desde alrededor del año 2000, es una amenaza para la salud y vida de los piñones. Los árboles afectados por la sequía sucumben más fácilmente a amenazas de escamas en las agujas del piñón, el escarabajo que ataca la corteza del pino y otras enfermedades. Los biólogos que estudian los sistemas boscosos y plantas en el oeste estadounidense predicen que la cantidad de piñones posiblemente disminuirá constantemente en las próximas décadas conforme las temperaturas más cálidas y la sequía, exacerbadas por el cambio climático, hacen sus estragos.

    Los piñones y los cedros crecen en condiciones similares y con frecuencia se encuentran juntos en las áreas boscosas. Estas áreas de piñones y cedros, con la mezcla exacta de ambos árboles que cambian con la altura, precipitación y otras variables, son el tipo de bosque más común en el suroeste estadounidense.

Enebro monospérma

Juniperus monosperma

Georgia O’Keeffe. Gerald’s Tree I, 1937. Oil on canvas, 40 x 30 1/8 inches. Georgia O’Keeffe Museum. Gift of The Burnett Foundation. © Georgia O’Keeffe Museum. [1997.6.35]

  • El enebro de una semilla es el siempreverde perenne de la sabanas ventosas y las estribaciones secas del oeste estadounidense, en elevaciones de los 3.000 a los 7.500 pies (900-2.300 m).

    Como el piñón, el fruto del enebro provee alimento para muchas especies. El pequeño cono carnoso azul con una apariencia cérea, frecuentemente llamada baya, contiene una semilla dura. Es menos grasosa y nutritiva que la semilla del piñón, pero talvez es aún un alimento más importante para la supervivencia de muchos animales. Los conos del enebro maduran en una estación y los enebros pueden tolerar más calor y sequía que los piñones, así es que son más dados a producir semillas en años secos.

    Los enebros son dioicos, con partes reproductivas masculinas y femeninas en árboles distintos. Los femeninos empiezan a producir conos a los 10-30 años de edad, aproximadamente; los masculinos producen abundante polen, el cual vuela a los árboles femeninos con el viento.

    El enebro de una semilla puede crecer hasta los 20-25 pies (6-8 m) de altura, pero se ve más en los 10-15 pies (3,5 – 4,5 m) de altura. Es un conífero muy arbustivo, generalmente con varios troncos, agujas como escamas más verde-amarillentas que las azul-verdosas de las agujas del piñón.

    Los usos humanos del enebro incluyen todos los usos que generalmente se les dan a los árboles nativos: madera para combustible y construcción, corteza y hojas para forraje; varias partes del árbol para medicina. La madera del enebro no se pudre, lo que la hace especialmente útil para postes de cercos y herramientas. Los humanos han usado las semillas del enebro para medicina, saborizante y, a veces, alimento. Los conos de semillas resinosos se hacen más dulces después de unas cuantas heladas de otoño.

    El enebro es resiliente y durable. Sus raíces son más profundas que las de otros árboles de tamaño similar, tales como el piñón, así es que los enebros son capaces de absorber agua de áreas muy profundas. También resisten la cavitación —una ruptura en la columna de agua que lleva el agua de las raíces a las hojas— mejor que otros árboles, incluyendo el piñón. Sin embargo, en períodos largos de sequía, los enebros pueden crecer muy lentamente o dejar de crecer por un tiempo.

    Hasta los árboles muertos son componentes importantes en el ecosistema. Pájaros y mamíferos de muchos tamaños y hábitos usan los árboles en pie para nidos y para criar a sus crías. Las raíces siguen manteniendo los suelos frágiles en contra de la erosión. Los árboles caídos crean áreas de humedad y sombra para ayudar a otras especies de plantas a germinar y crecer; la madera y raíces que se van pudriendo nutren importantes microorganismos del suelo y sustentan la vida de insectos.

    Con frecuencia en el siglo XX, los enebros se cortaron, quemaron o erradicaron de cientos de miles de acres de pastizales y otras áreas, pues se les consideraba como árboles invasores que tomaban recursos de otras plantas de más valor. Ahora se está aprendiendo que son especies claves y de vital importancia en muchos ecosistemas, especialmente en tierras donde muy pocas especies de árboles prosperan apenas.

    Una entomóloga local estudió los enebros monoespérma en su propiedad y descubrió que más de 450 especies de insectos y arácnidos vivían en el árbol en un año. Esto de por sí indica la riqueza de vida que el enebro sostiene cuando uno considera cuántos animales en la cadena alimenticia —y descomponedores más adelante— viven en minúsculos invertebrados de 6 y 8 patas.

En colaboración con el Jardín Botánico de Santa Fe (SFBG, por sus siglas en inglés), esta muestra explora los árboles locales que O’Keeffe plasmó en su obra y ofrece una oportunidad para abordar su importancia ecológica.